Cuando tuve en mis manos el libro de Zandra con el original título de «Poemas embrujados» supe que al abrir sus páginas encontraría sorpresas muy agradables. No me equivoqué El libro en sí es una cajita de sorpresas; si de la Caja de Pandora escaparon los males que aquejan al mundo, de la cajita mágica de Zandra escapa una encantadora variedad de brujitas que hacen la delicia de los pequeños lectores.
Antaño decir «bruja» era para que los labios temblasen un poco o se encogiesen de miedo. Desde mediados del siglo anterior y en este milenio que lo estamos estrenando, las brujas han cambiado totalmente, tal como Zandra las presenta, constituyen sencillamente una delicia.
Las hay olvidadizas, viajeras, cocineras, enamoradas, otras que igual que la gente común adoran ir de compras, no faltan las ilusionadas que transidas de emoción preparan su ajuar, pero todas ellas siguen preparando sus pócimas con los ingredientes heredados desde hace milenios -pero de ninguna manera- para causar maldades, sino para proporcionarse o proporcionar inocentes satisfacciones humanas que son el azúcar, la sal y la pimienta que hacen que tomemos más gusto a la vida. Estas brujitas nos señalan sendas agradables para alcanzar momentos de felicidad y si el lector no se tienta a seguir algunas recetas para proporcionarse «gustillos», por lo menos al conocer a estas brujitas experimenta un hermoso momento .Y, díganme amables lectores, qué es lo que también buscamos en la lectura? Pasar un hermoso momento ¿verdad? Pues, es eso precisamente lo que nos brinda Zandra: un momento de magia en esta vida agitada, un momento más allá de lo agradable.
Disfrutemos pues, de ratos amenos con las brujitas «zandrinas» como las bautizo.
Velia Calvimontes, escritora boliviana
ISBN: 84-7785-491-2
Colección Caracol del CEDMA
Málaga, Junio de 2002